“Aprendí a tocar guitarra, a cantar en la ducha, a escribí canciones, poemas, leía sobre datos freaks, astrología, anarquismo, ginecología natural, feminismo, astronomía, música, el tarot de Ángeles y Cupido, un montón de cosas que me provocaban mucha curiosidad y a veces las ponía en papel”, dice Ossandón.
Luego, ingresó a estudiar diseño gráfico y todo se le fue dando de forma natural.
Con lo aprendido en clases y las herramientas que desarrolló, Ignacia quiso hacer algo que la encendiera, algo que aún no lograba encontrar para darle sentido a su trabajo. “Ahí me fui dando cuenta de que la ilustración me apasionaba y empecé a practicar mucho a mano y luego de manera digital”, dice.
Sus ilustraciones tienen un sello claro: una gama cromática basada en colores brillantes en contraste con el negro y figuras que resaltan lo femenino en distintos espacios, con una técnica basada en collage y texturas que salen de lo común.